Ryan
pasa la mayor parte de su tiempo a solas en la cascada local, porque es la
única cosa que lo hace sentirse vivo. Tiene dieciséis, es post-suicidad, y
trata de saber qué hacer consigo mismo después de una temporada en el hospital
psiquiátrico. Entonces, Nicki irrumpe en su mundo, rebosante de vida y energía,
y hace preguntas sobre la depresión de Ryan que nadie más a sido lo suficiente
valiente— o suficiente preocupado— para preguntar.
Ryan
no está seguro de porqué confía a Nicki sus más oscuros secretos, pero esa
confianza se convierte en el catalizador que él necesita desesperadamente para
comenzar una nueva vida.
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