Una tarde, en plena crisis matrimonial, reciben además la noticia de que dos internos peligrosos han huido de una cárcel de la zona.
Para calmarse se ponen a beber y, de repente, oyen un ruido inquietante: alguien ha entrado en la casa. Beth descubre al intruso y lo mata de un hachazo. Presa del pánico, decide ocultar el suceso a la policía.
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