Por suerte, lo
malo también pasa y Georgia regresa a los brazos de su enamorado, con el que
continúa escalando puestos en la lista de besuqueos. Al mismo tiempo, tiene que
devanarse los sesos para encontrar el maquillaje perfecto que disimule su
«enorme» nariz y vigilar de cerca el crecimiento imparable de sus...
nunga-nungas, un fenómeno natural que, bien utilizado, puede resultar un arma
letal.
Por si fuera poco,
ante la drástica decisión de su padre de acabar en el quirófano con los
impulsos reproductores de Angus, Georgia tendrá que emplearse a fondo para
defender la masculinidad de la adorable mascota de la familia. Sin embargo, lo
más complicado todavía está por llegar: durante una ausencia de Robbie, Georgia
se tropieza con Dave el Risas y comprueba con horroroso deleite que la
corriente eléctrica entre ella y su ex fluye más viva que nunca.
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