¡Pobre Georgia! No
se le ha ocurrido nada mejor que darle un ultimátum a su adorado Masimo para
que se decida de una vez: o será su novio formal, y sólo para ella, o… o no lo
será, claro. ¿Qué responderá el irresistible galán?
De momento no parece
tener mucha prisa en hacerlo, ya que pide una semana para pensárselo bien,
analizar sus sentimientos y bla, bla, bla. Aunque Georgia está dispuesta a no
atosigarlo, la espera se hace eterna, sobre todo porque nadie, ni siquiera Jas,
enteramente entregada a su novio Tom, parece tener tiempo para calmar su
ansiedad.
Encima, Georgia
debe asistir a los fastidiosos ensayos para la representación de una obra
teatral en el colegio y, como si eso no bastara, Rosie y Sven anuncian su
compromiso, lo que desata una oleada de nerviosismo y planificación de una boda
más que inesperada.
En fin, que entre
sobresaltos y sorpresas el plazo se cumple y Masimo, por fin, ofrece su
respuesta.
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